martes, 15 de noviembre de 2016

Cine: Negociador ( de Borja Cobeaga) ________ La palabra para parar la violencia.


Lo mejor de la película: Tiene un planteamiento muy sencillo y directo que resulta muy eficaz,
hablar de la negociación entre el socialista Manu Aranguren y la banda terrorista ETA sin ser maniquea. El inmenso trabajo de Ramón Barea y el guion y la dirección de un Borja Cobeaga que hace aquí su mejor trabajo. Sus diálogos rápidos y ágiles. El rostro y la emoción de Barea en el plano final de la película, emociona hasta las lágrimas.

El momento de la película: - La primera vez que Jokin y Aranguren se sientan a negociar y surgen todos los desencuentros lingüísticos y de terminología que parece no les va a dejar llegar a ningún lado.

La frase de la película: - ¿ Qué has hecho? Alberto.
                                        - Hablar ¿ qué hay de malo en hablar? Manu Aranguren.

Leía en una entrevista al director de la película Borja Cobeaga decir que es muy difícil que una película cambie la mentalidad de una persona, y que probablemente las personas a las que le guste esta Negociador es porque de alguna manera tienen afinidad con la epopeya de este hombre que trató de mediar mediante la palabra entre el gobierno socialista y la banda terrorista ETA.
Cobeaga no trata de ser objetivo, ni pretende mostrar todas las partes de una situación que fue muy dolorosa durante años. Lo que hace es coger a un hombre que intentó en el 2005 acabar con la violencia mediante la palabra, y mostrarnos la soledad y la incomprensión por la que tuvo que pasar para que al final todo se fuese al traste. ( No estoy aquí haciendo ningún spoiler, porque todos sabemos a través de telediarios y periódicos como termino el tema).
Borja es claro durante la película en enseñarnos a Aranguren como una especie de Quijote por el que siente simpatía y su lucha contra molinos de viento de incomprensión y posturas rígidas en las que nadie quiere ceder.
El director que también es guionista de la cinta, consigue en Negociador su mejor largometraje tras dirigir Pagafantas y No controles y en la que demuestra no solo una mayor madurez narrativa, sino el enorme talento que tiene como contador de historias.
Tanto Pagafantas como No controles son dos películas que aprecio, me resultan divertidas y frescas, pero ha sido con Negociador con la que recuperé al Cobeaga que más adoro, el que remite directamente a sus cortometrajes Éramos pocos o La primera vez que fueron los que me hicieron ser su fan incondicional.
El director/ guionista donostiarra es ante todo un escritor de comedia. Todos sus trabajos son de humor o tienen siempre risas, a veces más acertada como en el capítulo que escribió para la serie El ministerio del tiempo llamado Tiempo de lo oculto o a veces menos interesantes como en Ocho apellidos vascos.
Su acercamiento a todo los temas relacionados con lo vasco son su mayor virtud como ya lo demostró en el programa de humor Vaya Semanita donde no solo hacía humor de temas políticos sino también de lo cotidiano con todas sus miserias. ( ¿ Alguien ha podido olvidar todos aquellos sketches que pusieron de moda el lema de que en Euskadi no se folla?)
Disfruto en Negociador de la voz más personal de Cobeaga, veo claramente su mirada personal en toda la película y en su guion, su propia universo cinematográfico.
Pero la película no sería igual sin el trabajo de su actor protagonista Ramón Barea. Podría bautizar esta semana, como mi semana Ramón ya que a demás de verle de nuevo en esta película voy a poder disfrutar de su trabajo en la obra de teatro Incendios.
Mi admiración por Barea viene de muy lejos, y todavía siento la rabia que me dio no poder verle en la obra de teatro Montenegro de Valle Inclán porque el Arriaga decidió suspenderla.
Actor de raza, con un magnetismo especial, hace cinco años decidió abrir en Bilbao un lugar llamado Pabellón 6 para teatro independiente en el que dar cabida a todo tipo de artes y proyectos demostrando así su compromiso no solo con la capital vizcaína sino con todas aquellas personas que amamos el teatro.
Tal es su compromiso, que la vez que estuve en Pabellón 6 me quede petrificada al verle en la entrada repartiendo y organizando las entradas. Colgado de un teléfono y atendiendo el lugar, Barea parecía no solo involucrado sino ser el alma de aquel mágico lugar.
Nunca he sabido gestionar este tipo de situaciones así que no me acerqué a decirle nada, pero es curioso que en un momento dado al verle sentado solo en una mesa lo que se me pasó por la cabeza era que me hubiese encantado felicitarle por su trabajo en la película de Cobeaga. 
Porque Ramón está especialmente brillante en esta película. Su composición no se basa en parecerse físicamente al político socialista, de hecho la similitud es bastante pequeña, sino de interpretar a un hombre integro y con un objetivo, LA PAZ. Un hombre que cree en la palabra, un hombre al que su entorno dejó de hablarle hace años y al que señalan cuando va por la calle.
Este viaje lo hizo solo y a escondidas, no solo no pudo utilizar las tarjetas de crédito, sino que no puedo hablar de todo lo que estaba ocurriendo más que con sus superiores. Los momentos en los que tuvo miedo o en los que estaba contento porque las cosas avanzaban, los tuvo que callar.
La película está guiada por una melancolía a través de la que muestra al personaje de Manu Aranguren y una visión que durante muchos años no fue muy popular, la del diálogo.
Una de mis partes favoritas de la cinta es como equilibra la parte de los terroristas. Primero con un personaje, el de Jokin, que es más callado pero está abierto a la negociación, que apuesta por esa vía para terminar. Pero con cero sentido del humor, un problema en cualquier situación pero lo es todavía más en una como esta.
Hacia la última parte aparece Patxi ( un Carlos Areces muy acertado en su histrionismo) que da miedo, que no se puede hablar con él, que estropea cualquier punto de entendimiento. Un hombre que muestra lo peor de esos horrorosos años.
Mostrando a estos dos personajes tan opuestos podemos ver que las cosas nunca fueron blancas o negras, que había gente de todo tipo en todos lados y que algunos no tenían interés en hablar de nada.
Las situaciones se van haciendo cada vez más absurdas, y el empeño de este hombre se va difuminando hasta llegar a unos últimos diez minutos en el que la realidad le golpea a Manu Aranguren con toda la crudeza.
Una peli corta de apenas hora y cuarto, es lo que necesita Cobeaga para contar lo que quiere contar. Sin apenas música, con unas pocas notas de rock en momentos puntuales para dotar a la película de un aire naturalista para que la comedia no resulte una caricatura y de paso mostrar que lo de las dos Euskadis es mentira, hay muchísimas más.
El final produce rabia por lo que pudo haber sido y no se llegó ha conseguir, e incomprensión hacia una situación que jamás debió ocurrir.
Llena de gestos y miradas que dicen más que las palabras, Negociador es una película artesanal, valiente y honesta. Ojala la realidad hubiese sido así.

PUNTOS A DESTACAR:
- El actor fetiche de Borja Cobeaga no es Ramón Barea, es Oscar Ladoire. Ningún director ha conseguido tanto de Ladoire como él y este le devuelve el servicio con sus mejores trabajos.
- Como buen Donostiarra, Borja rueda su ciudad no como una postal, sino como un lugar real. Precioso, pero real.
- El viaje en coche de Donosti a Biarritz lo he hecho mil veces, adoro ese viaje. Y ese momento que muestra la película de cambio de idioma en la radio una vez pasas la frontera lo han clavado.
- Se nota que el director fue feliz en Vaya Semanita, en esta película tira de medio casting del programa. Y del vitoriano Gorka Aguinagalde.
- Todos los actores están fabulosos, porque todos están en su punto. Ninguno desentona y al igual que en una orquesta esto funciona de diez.
- Es un detalle pequeño pero muy agradable que dos actores como Secun de la Rosa y Raúl Arévalo acepten participar con personajes tan pequeños.
- La detención de Patxi (Carlos Areces) me impactó cuando vi la película por primera vez porque yo la recordaba exactamente así del telediario. Ese hombre con la camiseta de Lacoste gritando es tan grotesca en el film como lo fue en los informativos.
- Adoro la última secuencia, ese final en el rostro de Ramón Barea.

LAS GRANDES FRASES DE LA PELÍCULA:
- Conozco a estos desde que éramos chavales, íbamos al mismo colegio, jugábamos  juntos al futbol y llevan 30 años sin hablarme.
- ¿ Te han amenazo? -  Solo me miran mal.
- Joder Alberto que no soy gilipollas, he dicho que me represento a mi mismo.
- Si por ir arrugado a uno le confunden con un etarra...
- Una cosa es Euskal Herria y otro pueblo vasco. ( Como traducción no lo tiene, las dos significan lo mismo).
- Una confusión , los móviles que no son los mío.
- Mucho coñazo con la terminología, pero bien.
- No estamos negociando, estamos hablando.
- Estoy pensando en como explicar esto sin quedar como un gilipollas.
- Lo que has dicho es de la peli de ayer, yo también la vi. - ¿ Te estás riendo de mi?
- Que te dice que no va a trabajar en domingo.
- Joder Sophie, tenías que ponerte sindicalista justo hoy.
- Vamos a arreglar este asunto entre los mayores.


2 comentarios:

  1. Por la parte que les toca no te parece que está peli debería ser traducida al francés Voy a volver a verla gracias

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  2. Por la parte que les toca no te parece que está peli debería ser traducida al francés Voy a volver a verla gracias

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