Lo mejor de la
película: Que antes de entrar al cine vi que van a proyectar este mes la
obra de teatro Hamlet con Benedict Cumberbatch desde Londres en pantalla
grande!.... a, no, que se trata de lo mejor de la película…. ummm…. Quizás
Adriana Ugarte haciendo lo que puede con lo que le dejan, las miradas de Emilio
Gutiérrez Caba, y que sale Fernando Cayo aunque solo sea dos segundos y medio.
El momento de la
película: El brutal acto que desencadena toda la tragedia y el desenlace de
la película.
La frase de la
película: Que miedo tenéis los
blancos a que os comamos.
La mayor queja que he escuchado de las personas que han
visto la película de Fernando González Molina es que dura demasiado. Ayer al
salir del cine pensé que ojalá, realmente, ese hubiese sido el mayor problemas
de Palmeras en la nieve. Que la película no tuviese problemas en el guión, en
las interpretaciones, en la música. Ojalá que su problema hubiese sido la
duración, solo la duración.
Me acerque al cine sin haber leído la novela de Luz Gabás,
por lo que mi noción de su argumento era más bien vaga.
De repente se desplegaron ante mí las dos horas y cuarenta y
cinco minutos más telenoveleras que había visto en mucho tiempo. Tuve la constante sensación que en algún momento aparecería Catherine Fulop para preguntar por Luis Alfredo, mientras vestida como una dama de rosa se hacía llamar Cristal.
Y es que aunque la Fulop tiene acento venezolano no hubiese
desentonado mucho con los acentos desplegados en la película, uno de Huesca que
suena a gallego, y un acento guineano que suena a una especie de húngaro/ árabe
mal lavado.
No una, ni dos, hasta tres historias de amor para una
película en el que la Historia es lo de menos. Unos pequeños trazos de cómo
España tenía colonizada Guinea Ecuatorial y como trataba a los esclavos, eso sí,
sin hurgar demasiado en la herida no sea que haya gente que la considere
demasiado poco patriótica. Y de paso, al final nos muestran como los rebeldes
que consiguieron la independencia de su país eran unos violentos con el pobre
Mario Casas, o sea Kilian, que el pobre lo único que había hecho era enamorarse
de una nativa. No que su personaje hubiese pegado con un látigo a un esclavo al
principio de la película, ni se hubiese acostado pagando con una chica negra
durante meses, ni hubiese sido trabajador de una plantación exigiendo y
explotando a los esclavos.
Todo eso se nos
olvida porque Mario Casas sale sin camiseta y pone mirada de intenso, y dice
esas frases de Corín Tellado tipo “todos
estos hombres pasan años sin ver a sus mujeres, ahora yo soy uno de ellos”.
Esta es solo una de las varias frases en las que me quede
anclada a la butaca de la vergüenza ajena que me iba invadiendo, aunque ninguna
superada por esa perla de literatura “mi
cuerpo no es virgen, pero mi corazón si, yo te lo entrego”
Pero como no solo de frases grandilocuentes que crean vergüenzas ajenas vive el espectador hay
una escena de sexo en la playa entre el personaje de Adriana Ugarte y el
personaje del nativo que riete tú de los anuncios del desodorante Fa.
Palmeras en la nieve le encantará a esa gente que dice que
el amor mueve el mundo y que no sabe vivir sin estar enamorado. Ese tipo de
pensamiento que hace ver el mundo de color rosa sin importar que la película esté
tapando de manera bastante elocuente la situación de una Guinea explotada por
españoles durante años.
Dividida en dos partes, la primera parece más amable y dulce
en el que los protagonistas (insisto que hay hasta TRES historias de amor) se
conocen o se nos dan a conocer y la segunda más oscura en el que uno de los
personajes comete un acto atroz que le convierte en el villano, imposible de
salvar ante es espectador pero que en la película solventaran con enviarlo de
nuevo a su pueblo natal. La justicia era eso, la vuelta al hogar, no pagar por
la crueldad cometida.
No voy a entrar en hablar de lo mal hilvanada que está la
parte actual con la parte del pasado y lo descolgada que queda el personaje de
Adriana Ugarte, pero si comentar la gracia que me hizo lo fácil que les resulta
a los dos hermanos protagonistas viajar de Huesca a Guinea, tan sencillo que la
carretera de Vitoria- Bilbao y sus 50 minutos me parecen a día de hoy un viaje interplanetario.
Mucho se ha comentado también lo flojo que está Mario Casas
(que benevolentes somos a veces con los
adjetivos) y que poco se comenta el trabajo de Macarena García, esa chica
que gano un Goya por la película Blancanieves, y menos mal, porque el día que
escuchamos su voz se vio que esta chica fue un espejismos visual.
Pena de mi querida Adriana Ugarte, una de las cuatro mejores
actrices jóvenes españolas, que intenta con su talento y su belleza hacer algo
digno con un personaje que no se sabe si va o viene y que durante la primera
hora de la película solo sale dos veces.En definitiva, que les hubiese salido mucho más a cuento convertir Palmeras en la nieve en una telenovela de sobremesa, de esas que echan después del telediario en el que los protagonistas terminan juntos, hubiese sido más honesta.
Y el titulo que hay del titulo de la novela A mi me parece que está logrado o no? Tu q opinas???
ResponderEliminarMe temo que no salvo ni el título....lo siento pero ni eso!
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