miércoles, 30 de diciembre de 2015

El 2015, un año teatral. Repaso a MIS obras más importantes.

Se nos va el 2015, el año que Regreso al Futuro predecía que andaríamos sobre patines voladores y que las cazadoras se secarían solas por un sistema super moderno, se marcha por la puerta sin que podamos sujetarlo.
Ha sido un año potente, han pasado muchas cosas, buenas, malas, regulares, semiregulares y olvidables.
Pero sobre todo ha sido un año en el que he cogido un camino que ya no tiene vuelta atrás, y estoy encantada con ello.
La manera que se me ocurre de decir adiós a este año es haciendo un repaso por las historia más importantes que he podido vivir en una sala de cine, en una pantalla de televisión y en un teatro. No es una lista de lo mejor o lo peor del año, es una lista de las historias que más me han llegado estos 365 días y noches.
 
Pocos años como este 2015 en el que el teatro ha adquirido toda su dimensión en mi vida, en el que he podido abrazar con todas mis ganas la pasión que aporta a mi mundo. Un año en el que he podido disfrutar de todo tipo de historias, amar unas y odiar otras, pero sobre todo en el que el teatro ha dejado de ser algo periférico en mi vida para entrar a ser algo esencial.
Han sido muchas noches teatrales pero aquí van las siete que han marcado mi 2015:

1) Le souper de Daniel Benoin __________ Mi sueño cumplido.

París. Semana Santa y yo entrando en el teatro de la Madeleine para ver a mi actor favorito en escena. En ese momento entendí perfectamente a las fans de Justin Bieber, me sentía igual que ellas. Solo que como soy adulta me contuve y lo que pude hacer fue sentarme en primera fila y disfrutar de ese milagro llamado Niels Arestrup en una obra que hablaba del dialogo entre dos hombres que deben entenderse para gobernar un país.
Teatro sólido, bien hecho, bien escrito y maravillosamente interpretado… y yo cumplí uno de los sueños de mi vida, ver sobre las tablas a el mas grande de los grandes.

2) Las heridas del viendo de Juan Carlos Rubio ______ Una actriz bordando un personaje masculino.

En abril, en un pequeño teatro de Vitoria, Kiti Mánver paso a ser La Mánver, en mayúsculas, subiendo al olimpo de las diosas por su portentosa interpretación de Juan, un personaje masculino en la vejez, en un texto sobre el paso del tiempo, el desamor y la soledad.
El teatro puede ser extraordinario cuando todo funciona. Guión, dirección e interpretación, Las heridas del viento lo tuvo todo y pasó a ser mi obra más importante del 2015.

3) Lluvia Constante de David Serrano _________ El golpe en el estomago de lo excepcional.

Aquí hago un poco de trampa, porque yo ya había disfrutado de esta obra en el 2014. Pero es que este año repetí en el teatro Principal de Vitoria, y siempre es bueno tener una excusa para hablar de ella.
Lluvia Constante es una de las razones por las que amo tanto el teatro, no hay otra forma de describirlo. Hay algo en la lealtad entre los dos personajes, en las decisiones que cada uno de ellos toma, en como se desarrolla y en como desemboca la historia que me emociona profundamente. El trabajo de Sergio Peris Mencheta y Roberto Álamo el vehículo perfecto para llegarme al corazón.
Da igual los años que pasen, recordaré esta obra siempre y podría seguir hablando y escribiendo sobre ella durante horas.

4) Medea de Andres Lima ___________ Cuando estas obligado a tomar partido.

Cada vez me gustan más los clásicos, cada vez tengo más necesidad de recurrir a ellos. Y cada vez admiro más a quien los interpreta desde la libertad y les busca los límites. Aunque tampoco necesito mucho para admirar más a Andrés Lima, eso ya me viene desde hace años. Lo que no me esperaba era el extraordinario trabajo de  Aitana Sánchez Gijón, y el agujero en el estomago que me dejo esta obra porque entendí el horror que impulsa a Medea a hacer lo que hace.
Teatro del grande por un grande.

5) La Tragédie de Hamlet de Dan Jemmett _______ Aire fresco para Shakespeare.

La comedie francaise va a empezar a convertirse en un segundo teatro de referencia para mí. En solo un año ya me he dejado caer tres veces por sus butacas y en las tres ocasiones he tenido la sensación de salir habiendo aprendido algo. En Junio de este año tuve la ocasión de disfrutar de una versión absolutamente libre y original de mi obra de teatro favorita, Hamlet. Pop y Kitsch no son a priori adjetivos que puedan aplicarse a la obra de Shakespeare, pero cuando el director decide meter música, vestuario y decoración de los años setenta no se me ocurre otra manera de definirlo.
El riesgo de hacer algo así era enorme, podría haber sido la peor versión jamás vista de Hamlet, en cambio consigue ser como una ráfaga de aire y un punto de vista más ligero de un drama apabullante.
A veces con el riesgo se gana y otras se pierde, en este caso fue lo primero.

6) Cafe Chihuahua de Felipe Loza _____________ La originalidad para sobreponerse a la falta de medios.

Otro riesgo que da en la diana. La historia de los muertos que deciden convertirse en el avatar de personajes famosos, podría haber sido una obra sin sentido y demasiado centrada en impresionar al público, que por suerte se enfocó sobre todo de divertirse con la gente que paga la entrada.
Exitazo de taquilla en Bilbao, no había duda que la gira por territorio vasco sería bien acogida.
Verla fue divertidísimo y me pareció un hermoso homenaje a la música, al la risa y sobre todo a la vida.

Pabellón 6 se convierte en uno de los puntos de referencia del teatro vasco y Café Chihuahua en su actual bandera.

7) Hullu de Dominigue Habouzit ________________ La belleza de la  imaginación y el infierno de la enfermedad.

La magia del teatro es que una buena obra puede hacerse sin palabras, Hullu es el mejor ejemplo. Mezcla de títeres, mímica y teatro mudo, la obra es una ventana a la mente de una persona con autismo. El juego de las cajas, las marionetas sin boca que construyen un muro infracreable y el dolor de no poder alcanzar la cuerda que consiga devolver la realidad al día a día está perfectamente hilvanado en una obra mezcla la belleza con un trasfondo terrorífico como pocas veces he podido ver en el teatro.
 

El 2016 promete ser todavía mejor que este año, más obras, más directores y más historia por descubrir están esperando a la vuelta de la esquina.
De hecho me quedado con un par de retos pendientes que pienso cumplir a lo largo de este año que empieza.
Uno es conocer el teatro Odeon de París, que se me está resistiendo, pero que de este año no pasa.
Segundo es conocer y ver más obras de autores americanos, llevo muy centrada en teatro europeo y sus autores, ha llegado el momento de conocer a los clásicos estadounidenses.
Como bien cantaba Asier Etxeandía... lo tuyo es puro teatro y el 2016 todavía más.

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