sábado, 28 de noviembre de 2015

Mis personajes femeninos del cine. Del 5 al 2.


Segunda parte de mis personajes femeninos favoritos del cine, tres mujeres y cuatro interpretaciones que me marcaron desde que las vi en pantalla grande.

Por qué una esta en el cinco y otra en el dos no responde más que a criterios puramente emocionales, responde a que esos personajes, incluso tiempo después, siguen volviendo a mi memoria por el impacto que tuvieron en mí y por lo que aportaron a mi vida.
Cuatro mujeres hipertalentosas, que trajeron a mi videoteca personal cuatro interpretaciones inolvidables.

Como detalle… la número cinco estuvo dirigida por una mujer. Estoy convencida que llegará un día en que esto no será destacable ni un hecho aislado.
Aquí va del 5 al 2:


Número 5: Jessica Chastain en Zero Dark Thirty/ La noche más oscura (de Kathryn Bigelow). 2013.
Esta pelirroja americana es probablemente una de las mejores cosas que le ha pasado al cine últimamente. Hay algo en ella muy especial, que se materializo en la película de Bigelow con toda su fuerza.
 
Tras años buscando una buena oportunidad aceptando papeles secundarios, Bigelow le ofreció a Jessica esta agente de la CIA, obsesionada con capturar a Bin Laden, la historia de una mujer real que tendrá que estar eternamente agradecida por el retrato que de ella hizo Chastein.
Decidida, muy inteligente, valiente y bastante obsesiva la agente Maya estuvo más de diez años investigando al terrorista más buscado del mundo. El final ya es por todos conocido, lo que no es tan público es el trabajo que esta mujer llevo a cabo.
Jessica, que tiene talento para dar y regalar, se sumerge en un personaje que no es muy agradable, pero que le permite armar a una mujer compleja y llena de matices, que demuestra que los thrillers y las películas de acción funcionan muy bien con protagonistas femeninas.
 
Maya es mi número cinco y Jessica un regalo para el cine. Fijo que hablaremos de ella en los próximos años, y sino tiempo al tiempo.
 
Número 4: Marion Cotillard en Dos días y una noche (de Jean-Pierre y Luc Dardenne)
Marion. Cotillard. Un nombre sencillo para una mujer complejísima. Una actriz absolutamente superdotada, que está construyendo una carrera más allá de su acento y lejos de los escándalos.
Su lema es sencillo: solo trabaja con los mejores.
Incluso cuando los mejores son dos hermanos belgas, que NUNCA contratan actores muy conocidos, porque consideran que el espectador puede dejar de ver al personaje para centrarse en la estrella.
Hasta que llegó Marion. La mujer que ya había ganado un oscar, que protagoniza campañas publicitarias de marcas de lujo, que trabaja con los directores más importantes de Hollywood, llego a un acuerdo con los Dardenne para interpretar a una joven en una situación laboral limite, ya que solo tiene dos días para convencer a sus compañeros de que renuncien a una prima económica para que ella pueda quedarse en su puesto de trabajo.
Cotillard LO BORDA. Su interpretación de Sandra es tan real, sensible, dura, triste y difícil que tienes la sensación de compartir su angustia todo el metraje de la película. Su búsqueda, su lucha, sus bajones anímicos y su dolor se reflejan como un libro abierto en el hermoso rostro de Cotillard.
La actriz francesa no solo demostraba una vez más porque es una de las cinco mejores actrices del mundo, sino que respaldaba el riesgo que tomaron los directores al contratarla ofreciendo una interpretación memorable. Sin maquillaje, honesta y casi abatida, ella era el alma de una película que roza la obra maestra.
Las grandes, sean estrellas o no, pueden con cualquier personaje. Marion esta en ese grupo. Y otra de sus interpretaciones en el segundo puesto, porque Marion de dos en dos siempre es mejor.

Número 3: Rooney Mara en Millennium: los hombres que no amaban a las mujeres (de David Fincher). 2011.
Y entro en el top 3, en el mío, en los personajes que más amo, los que más me conmueven, a los que revisito de vez en cuando para ver como les va.
No creo que mucha gente pusiese a la Lisbeth Salander de David Ficher en su lista de personajes femeninos favoritos, pero siempre cuento (a veces me repito más que el ajo) que a mi esta película me pillo desprevenida.
No soy muy partidaria de los best-sellers, así que no he leído la trilogía (o cuarteto, ya no se ni cuantos libros llevan) del sueco Stieg Larsson, pero lo que no me pierdo son las películas de Fincher.
Me acerque a un cine de Vitoria buscando un entretenimiento y me encontré con una thriller tan trepidante y emocionante que me mantuve las más de dos horas que dura el film absolutamente pegada a la butaca.
Entiendo que mi decisión de colocar a Rooney Mara en el tercer puesto es muy discutible, pero creo que su composición de Salander es poderosísima.
Mientras Noomi Rapace hacía en la versión sueca un personaje duro, oscuro, muy masculinizado, muy en bloque, Mara dotaba al personaje de una sensibilidad, una fragilidad que eleva a su Lisbeth a un nivel superior. Porque es más compleja, porque se aprecia en su mirada que la dureza proviene de un lugar oscuro pero doloroso y de una mirada del mundo desconfiada y desesperanzadora. Su sensibilidad esta escondida entre capas de soledad y miedo.
Noomi hace las peleas de acción casi como una especialista, evidentemente eso dota al personaje de más fuerza física, pero lo fascinante de la heroína de Larsson es justamente todo lo que no es lucha. Lo que fascina de ella, es su inteligencia superdotada para con los ordenadores, su motivación por proteger a mujeres que han sido atacadas, su incapacidad para ser sociable, pero lo leal que es a la gente a la que respeta.
Su mirada misteriosa, sus gestos silenciosos, sus movimientos sigilosos como los de un gato y su apariencia alternativa es lo que ha llevado a Salander a ser un icono mundial. Esta actriz le ha puesto cuerpo y alma.
Rooney Mara ofrece no solo un recital interpretativo, sino un personaje para la historia.

Número 2: Marion Cotillard en De óxido y huesos (de Jacques Audiard). 2012.
Segundo puesto para Marion, y su segunda interpretación que coloco en la lista. Probablemente muy discutible también que su Stéphanie este por delante de su trabajo en Dos días y una noche… pero es que la película de Audiard me parece dinamita pura.
 
La historia de esta entrenadora de orcas (¿existe un trabajo que mole más?) que sufre un accidente y se queda sin parte de las dos piernas, era en la sinopsis una historia que tendía hacia el melodrama de las películas de mediodía, pero cuando el director es Jacques Audiard hablamos entonces de un film diferente, de un nivel diferente.
Marion pone el alma a esta mujer que tendrá que resignarse a lo que la vida y la mala suerte le han impuesto, para sobreponerse y convertirse en una nueva persona. Quien crea que los seres humanos no cambiamos a lo largo de nuestra vida, no le gustará la película, porque Stéphanie es el paradigma de eso. La mujer que es cuando empieza la película, esa chica naíf, una tanta narcisista, despreocupada e incomoda dentro de su propia vida da un giro de ciento ochenta grados tras el accidente. A partir de ahí su depresión, su búsqueda de una nueva forma de vivir y amar, de volver a levantarse metafórica y literalmente la convertirán en una mujer que nada tiene que ver con la que fue.
Y eso se verá reflejado en las nuevas relaciones que establecerá en su entorno y como dejará entrar en su vida al boxeador Ali con todo su carácter arrollador.
La relación entre estos dos seres perdidos y desubicados dará lugar a una historia de amistad y amor que dejará a Stéphanie en modo OP.
Esta vez Marion pone a disposición de la historia no solo su talento y voz, sino todo su físico para que como espectadores viajemos con ella en la caída y resurrección de su personaje. Su dolor traspasa la pantalla no solo cuando la vemos deprimida, sino también cuando la vemos limitada por la falta de sus extremidades inferiores y como eso la deja encerrada en una silla de ruedas también mentalmente.


Audiard dirigió con tanta fuerza, belleza y garra a Cotillard que su Stephanie es un personaje inolvidable, y Marion Cotillar mi actriz.

 

Estas cuatro interpretaciones de cuatro actrices portentosas…pero ninguna como mi número 1.
Ella reúne tres cosas fundamentales. EL PERSONAJE, LA ACTRIZ y LA TRASCENDENCIA.
Mañana la number one.

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