miércoles, 2 de diciembre de 2015

Mis personajes femeninos del cine. EL NÚMERO 1.

Mi indiscutible, arriesgada y complejísima número uno:

Hace ya unos diez años, en un viaje en tren de Hendaya a París, estaba ojeando una revista y me topé con la fotografía de una escultura que me llamo la atención.
Debajo de la imagen rezaba: Autora: Camille Claudel
Me volví hacia mi madre que es quien me acompañaba en aquel viaje de semana santa y me comentó que era una escultora francesa muy conocida que había sido amante de Rodin.
Una vez en París quise acercarme a conocer en vivo ese trabajo de Claudel que se exponía en el museo Orsay.

Allí empezó todo.
Me quede impresionada por la belleza, la fuerza y la historia de esa escultura y empecé a buscar todo lo que estaba relacionado con esta artista. Una pasión/obsesión que me ha acompañado todo este tiempo y que ha ido creciendo con los años.
A día de hoy tendré en casa la friolera de treinta o cuarenta libros sobre su vida, su trabajo y su relación con los dos hombres más importantes de su vida, su hermano Paul y su profesor y amante Rodin.

Y todavía, hoy en día no hay viaje a París en el que no me acerque al museo del famosísimo escultor francés para pasar un rato en la sala que tienen dedicada a Camille, para pasar un rato con ella.

Así que cuando supe que Juliette Binoche interpretaría a la escultora en una película el corazón me dio un vuelco.
Binoche y Claudel en una sola película, eso era como la navidad y mi cumpleaños todo junto. 

Un tiempo después y un nuevo viaje a París, me llevó a un pequeño cine cerca de la plaza Saint Germain donde proyectaban la cinta.
Para cualquier persona como yo que admire la obra de Claudel, que la historia se centre en sus años de madurez resulta terrible, porque esos fueron los años en los que estuvo encerrada en un sanatorio en  Montfavet.
La Camille artista, la escultora, la mujer que desafiaba todos los estereotipos de la época, queda recluida y encerrada hasta su muerte, diagnosticada de demencia siquiátrica. Su familia no solo apoyó este internamiento, sino que limito la correspondencia y las visitas en el hospital, y dejaron de tener contacto con ella.
Empezaba así su época más oscura, difícil, decadente y por desgracia, su final.
Por eso no entendía que el director quisiese centrarse en esa parte, en la que Claudel quedaba relegada a un ser encerrado y desesperado.
Pero fue ver la película, y tras un tiempo de asimilación,  comprendí el motivo. Bruno trata de mostrar los últimos años de una mujer extraordinaria, lo que tuvo que suponer para ella estar encerrada, la necesidad de creer que en un momento dado habría una salida, el rencor que día a día crecería en ella hacia los que la habían colocado en esa situación… y de paso hace uno de los análisis más profundos de la soledad, la enfermedad mental mal diagnosticada e incluso el papel de la mujer en una sociedad que no sabía (y no sabe) integrar al diferente.
Camille fue una artista de un talento inusual y único, pero reconozco que tuvo la suerte de nacer y crecer en una familia de clase acomodada que incluso le permitió estudiar en una escuela de Bellas Artes, algo absolutamente excepcional para una mujer en aquella época.
Claudel era apasionada, vital, inquieta, inteligentísima…. pero sobre todo LIBRE.

Su relación de amor-odio con Rodin, su posterior ruptura, la incomprensión de una sociedad que miraba por encima del hombro a las mujeres que vivían fuera del matrimonio, llevaron a Camille a un estado de reclusión en su taller, exponiendo de vez en cuando y malviviendo. Pero siempre, hasta el final, fue fiel a su arte, a su visión de la escultura, a su modo de expresión.

Porque Camille, probablemente, tenía más talento que Rodin y su imaginación era tan desbordante, que sus obras eran el medio con el que se comunicaba con el mundo. Estoy convencida que el escultor nunca pudo aceptar eso.
Dumont y Binoche cogen en esta película sus años en el asilo de Montdevergues, y así hablar de la terrible reclusión a la que se vio sometida, rechazada por su propia familia, y crean un film sobre la soledad, el encierro, la pasión diagnosticada como locura, las emociones sin canalizar, el amor no correspondido y el arte enterrado.
Juliette roza la perfección en esta interpretación precisamente porque no interpreta, literalmente se apodera del personaje para dejarse la piel en cada uno de sus planos.
El dolor, la incomprensión, la frustración, la soledad…todo esta en el rostro de la actriz francesa más coherente, talentosa y valiente de la actualidad.
Cuando voy al cine a ver una de sus películas, se que por lo menos, el personaje femenino será complejo. Porque Binoche no acepta interpretar a ninguna mujer que no tenga como mínimo unas diez aristas diferentes. Ninguna mujer que no tenga muchas capas que mostrar.

Claudel sin duda es uno de sus grandes trabajos, en el que más parece haberse desnudado emocionalmente, con el que sientes que la actriz tenía una cuenta pendiente, y a través de su actuación, no solo le hace un homenaje, sino que parece reclamar para ella el espacio en la historia que se merece.

Camille Claudel 1915, no es una película fácil; es árida, dura, sin ningún rincón en el que refugiarte… pero precisamente por lo valiente que es, por la coherencia de lo que cuenta, por lo que transmite, es uno de mis films más importantes de los últimos años. Y la transformación de Binoche en Camille Claudel mi interpretación número uno.
Una vez salí del cine y cogí el autobús para volver a casa de mi abuela me acompañó una sensación de frió como pocas veces me ha ocurrido al salir de una sala de proyección. El sentimiento de injusticia para con Claudel, pero también para con nosotros, amantes del arte. Siempre me pregunto…. ¿Qué hubiese ocurrido si Camille hubiese podido seguir esculpiendo? ¿Qué obras maravillosas nos hubiesen llegado si hubiese podido seguir trabajando en su obra?

Nunca tendré una respuesta.

Lo que si sé a ciencia cierta es que si ver la interpretación que Juliette Binoche es uno de mis grandes momentos cinematográficos, conocer y amar las esculturas, el arte y la libertad de Camille Claudel es algo que cambió mi vida y me hizo crecer como persona.
 

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