Estrenada Ochoa apellidos catalanes en nuestros cines era indudable la dicotomía que se generaría entre la taquilla y la crítica.
Pocas películas aúnan de manera tan clara a un público que pagará varias veces la entrada y reirá a carcajada limpia, teniendo enfrente a la crítica especializada que no dudará en descuartizarla.
No voy a analizar la peli de Emilio Martínez Lázaro, eso ya lo han hecho todos y cada uno de los medios de comunicación de este nuestro país y todos y cada uno de los críticos que habitan en él.
Lo que me permite Ocho apellidos catalanes es escribir sobre algo que tenía muchas ganas de tratar desde hace tiempo…hablar de la figura del guionista, y muy especialmente de los dos creadores de esta historia:
Borja Cobeaga y Diego San José.
Hace doce años se estrenó en la televisión autonómica vasca
un programa de humor llamado Vaya Semanita que siempre definiré como catártico.
No se si fue por el momento histórico en el que estábamos,
por el hartazgo de la sociedad vasca en general de vivir con miedo, por la necesidad
de reírnos de nosotros mismos, la cuestión es que aquel programa fue más que
televisión, fue un paso más para hablar de nosotros como sociedad y sanar
heridas que llevaban demasiado tiempo tapadas.
Cobeaga era el director de aquel programa y San José el
coordinador de guiones, los dos fueron las cabezas pensantes y verdaderos
creadores de aquel milagro.
Tiempo después abandonaban el programa y saltaban al cine.
Borja como director/ guionista y Diego como coguionista. Pagafantas y No controles puede
que no sean sus mejores trabajos, pero eran comedias dignas y con momentos
divertidos.
Para entonces Cobeaga había incluso sido nominado a los
Oscars con esa maravilla llamada Éramos Pocos, en la que en apenas unos minutos
hacía uno de los mejores retratos de la soledad y la familia jamás filmados.
Con una Mariví Bilbao y un Ramón Barea estratosféricos.O aquel otro cortometraje llamado La primera vez. SIN PALABRAS:
Tanto Cobeaga como San José han hecho trabajos realmente infumables, algo reconocido por ellos mismos en entrevistas y redes sociales. Nunca han presumido ni reivindicado ser los mejores (cosa que en comedia puede que estén bastante cerca de serlo, pocos como ellos para manejar situaciones y tópicos absurdos), y hará unos cuatro años escribieron un guión sobre los tópicos del norte y el sur. Una historia sencilla y directa, con sus aciertos y errores, que acabó siendo la película más taquillera del cine español, Ocho apellidos vascos.
No soy una gran fan de este fenómeno social, pero creo que
el gran fallo de la película no fue en ningún caso el guión, sino un Emilio
Martínez Lázaro en uno de sus peores trabajos en el que parece que ni se paso
por el rodaje de lo mal dirigida que estaba la historia.
Pero reconozco que había ciertos gags al mejor estilo Vaya
Semanita, con los que me reí mucho como ese Karra Elejalde recordando al novio
del sur de Amaia - del sur era, oye, de Vitoria. Pero tenía sus ocho apellidos vascos.Esos puntos son en los que los guionistas brillaban, cuando jugaban con los tópicos y se reían de ellos.
La critica no fue benévola, tampoco las nominaciones a los Goya, que por el contrario si lo fueron con un Dani Rovira que seamos honestos, interpretar, no interpretaba.
Así que Cobeaga y San José volvieron a tomar la actitud (que
yo creo acertada) de reírse de todo el revuelo y reconocer que sin ser un guión
grandioso, algo especial tendría si habían conseguido llevar a tanta gente al
cine.
Y aquí es cuando viene mi reivindicación… no de la película
ni de su secuela, sino de ese algo especial que supieron crear para que diez
millones de personas pasasen por taquilla para verla.
Como crítico la película podrá no pasar por los estándares
pero es importante no infravalorar al espectador. Calificarlo como inculto o
poco exigente es entrar en una guerra bastante prepotente, y dejar de lado algo
objetivo:
La película ha conectado muy bien con la gente. Más allá
de sus defectos, la gente ha visto y disfrutado algo en ella y ha conseguido
llegar.
La segunda parte, Ocho apellidos Catalanes sigue la misma
senda que la primera, a quien le gustó la de los vascos creo que disfrutara
con el traslado a Cataluña.
En esta ocasión a los dos guionistas se les ha pedido que
creen esta segunda parte en menos de un año, algo absolutamente surrealista en
el mundo de los escritores. No quiero ni imaginar la presión a la que se habrán
visto sometidos, las licencias que se habrán tenido que tomar y el poco control
que habrán tenido sobre el resultado. Pero lo han sacado adelante, con un par
de chistes buenos. Algo que parece una proeza visto las condiciones en las que
han tenido que trabajar.
Así que este post es una defensa de estos dos guionistas, de
su trabajo más que digno y del talento que ya han demostrado en estos años.
Quien necesite una demostración de ello puede ver la
película Negociador de Borja Cobeagao el guión de Diego San José en la TV movie Aupa Josu,
para comprobar la capacidad de estos dos vascos para hacer historias de grandísimo calidad, valientes y arriesgadas.
Lo que pretendía ser un post para analizar la desconexión
que existe en mucha ocasiones entre el cine popular y la crítica me ha salido
un post de defensa a capa y espada de estos dos guionistas.
Pero es que el trabajo de estos dos señores me gusta mucho. Súmale a este binomio el riesgo de otro director como Nacho Vigalondo y el cine tan personal de Koldo Serra, y ya tenemos el cuarteto joven vasco más potente del cine.El futuro debería ser de ellos. Con y sin taquillazos, con y sin la crítica a su favor.
Excelente análisis Esperemos que no les pase a los guionistas como al Harry de Woody Allen .Desconstructing Harry. quien teme un bloqueo de su creatividad O es un temor del propio guionista... Aupa Cobeaga y San Jose Visca el cine que nos hace reir en este mundo convulso Que no es facil
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