El momento de la película: - Amama Juliana sentada delante de un cuadro abstracto. Tradición frente a ruptura, pasado frente a futuro. Ambos se observan, ambos se respetan. No se juzgan.
- El terrible enfrentamiento entre padre e hija a mitad de película. Durísima escena sin palabras que momentos después nos regala uno de los más bellos actos de rebeldía: Amaia pinta el árbol caído con todos los colores de la paleta cromática existente en el mundo.
- La conversación, por primera vez honesta, entre el padre y Xabier. El hijo pide al padre palabras, el padre explica por qué no sabe darlas.
La frase de la película: - Hace ochenta amamas vivíamos en el neolítico.
- Mi padre y yo no vivimos en el mismo mundo.
- ¿Cuántas veces te he dicho que no pasees al perro?
A veces, en contadas ocasiones, ciertas películas se convierten en algo
personal. Son esas historias que te llegan a las emociones, sin filtros del
cerebro.
Ocasiones en las que al salir del cine se que recordaré la historia que acabo de ver durante mucho tiempo, que volveré a ella, a pensar en lo que vi, en lo que sentí, en lo que me movió, incluso años después.
Amama es una de esas historias para mí.
Ocasiones en las que al salir del cine se que recordaré la historia que acabo de ver durante mucho tiempo, que volveré a ella, a pensar en lo que vi, en lo que sentí, en lo que me movió, incluso años después.
Amama es una de esas historias para mí.
No voy a entrar a valorar el profundo sentimiento de contradicción que tuve
cuando leí las críticas especialmente negativas que cosechó en el festival de
cine de San Sebastián. Palabras como repetitiva,
redúndate, abuso excesivo de imágenes alegóricas y
un montón de adjetivos desafortunados para
una historia que ante todo yo percibí como sencilla, simple y metafórica.
Quizás es que Amama no era una película de festival.
Quizás es que Amama no era una película de festival.
Como espectadora no pude más que disfrutar, sentir y vivir la
historia de esta familia que vive en un caserío en los montes de Guipúzcoa,
pero que viendo más allá podría ser cualquier familia de cualquier lugar del
mundo.
Sus bellísimas imágenes, sus metáforas, sus alusiones al pasado y al futuro, la video-creación como contraposición a lo estático del día a día en un caserío, sus palabras no dichas y sus gestos a medio camino, todo en esta película exuda magia.
Magia porque no siempre las palabras son lo más importante, Amama
captura como pocas historias lo difícil que es muchas veces entenderse con
nuestros antepasados, con nuestros padres, porque venimos de tiempos, vivencias
y educaciones diferentes. Pero el puente esta ahí, el amor hacia esas personas
que son nuestras raíces, nuestra tierra.
Cinco son los pilares en los que se sustenta este poema visual:
AMAIA/ ÁRBOL DE COLOR NEGRO: El alma rebelde, el alma de artista.
Adoro.Este.Personaje.
Algo muy muy grande tendría que pasar para que Amaia y la
interpretación que de ella hace Iraia Elías no sea mi personaje del año.
Una actriz egoísta hubiese visto en esta película la gran
oportunidad de su vida (¿Cuántas
interpretes vascas pueden hacer cine al año por Euskadi?) y optar por una
interpretación grandilocuente, intentando llamar la atención por encima de sus
compañeros, buscando la notoriedad.
Iraia opta por la contención, la economía de gestos y todo pasa
por su mirada. La mirada rebelde y valiente. La mirada del árbol negro, la
mirada de Amaia.
Amaia es la fuerza y el alma de la familia, la artista. Una mujer
honesta con lo que vive aunque un poco perdida, a la que al nacer su abuela
pintó su árbol de color negro.Y es que la amama de la película pinta un árbol de diferente color cada vez que nace un nieto.
A Amaia le toco el color negro, el que representa la rebeldía y la
maldad. Así son las tradiciones y así marcan a las personas desde que nacen.
El viaje de Amaia será el de la integración del pasado con el
presente, su trabajo como artista y su trabajo en el caserío. Para que esto
ocurra primero tendrá que enfrentarse a su padre para poder tener una relación
más honesta con él y alejarse del lugar que ha conocido desde que era niña.
Amaia no se ha enfrentado directamente a su padre jamás, estoy
convencida que de hecho nunca lo ha juzgado realmente, probablemente incluso le
comprenda.El problema entre ellos siempre ha sido el estancamiento del progenitor en tradiciones y trabajos arcaicos que a ella no le permiten avanzar.
Y esto se dará, el dejar el caserío para vivir en el mundo, cuando
ocurran dos cosas
- Cuando fallezca la amama.
- Cuando se reconcilie con el padre y con todo lo que el
representa. Con las tradiciones.
No dice ni una sola palabra en toda la película. No le hace falta. Ella es la preciosa, sabia y cristalina mirada verde que todo lo ve y que nunca juzga. Es la base de la familia, la más amada por todos, la que les une al lugar, a la tierra. No tiene conflicto con el presente ni con el futuro, ella sabe que les lleva años de ventaja.
AITA/ TOMÁS: El caserío, las paredes de piedra.
La casa familiar, situada en un enclave idílico puede ser también un agujero del que es muy difícil escapar. Igual que lo es este aita de esta película. Interpretado magníficamente por Kandido Uranga, su viaje en la película no es físico y más que de aprendizaje es de adaptación. Si sigue viviendo en el pasado, perderá lo verdaderamente importante en su vida tal y como le recuerda su mujer.
Sus hijos, y muy especialmente Amaia, le desafiarán hasta los
cimientos.
Un personaje como este que podría causar un rechazo absoluto en el
guión, es al final de la historia el que más avanza y aprende gracias a la
sensibilidad con la que lo interpreta Uranga y Asier Altuna lo dirige.
Miradas y gestos nos dejan ver a un hombre duro como la piedra, pero leal a su familia como el caserío en el que vive.
Miradas y gestos nos dejan ver a un hombre duro como la piedra, pero leal a su familia como el caserío en el que vive.
Tiene varios momentos potentísimos en la película que describen
perfectamente la vida que ha llevado, lo que le enseñaron, lo que ha vivido y
como todo eso le ha convertido en el hombre que es hoy.
Es difícil hacer algo si no sabes como, y Tomás nunca aprendió a
comunicarse, a expresar sus sentimientos. Aprendió lo que es el trabajo duro, el esfuerzo, el levantarse ocurra lo que ocurra, haga el tiempo que haga. Que maravillosa metáfora que durante toda la película haya un cielo azul o gris y solo llueva cuando Tomás este destrozado, tirado en el suelo y en plena crisis.
Pero el amor es más grande que la piedra, y el Aita comprenderá
que tras romperse la relación con su hija, el puente para restablecer el afecto
será a través de lo que ella es: EL ARTE.
El padre crea un somier a partir del árbol caído que representa
todo el pasado como base para la creación del futuro. Y Amaia vuelve a casa
porque sabe que su padre le acaba de pedir perdón de la única manera que sabe,
y puede que sea más emocionante, brillante y emotiva que un lo siento, porque al hacerlo desde el
arte, es que ha entendido quien y que es su hija.
Kandido Uranga, uno de esos actores que hemos podido ver en la ETB
durante años, hace una interpretación de Tomás tan ajustada, sensible, dura,
entregada y fascinante que aunque veo difícil cualquier nominación fuera del
País Vasco, para mi hace una de las mejores interpretaciones del año.
GAIZKA/
ÁRBOL ROJO: Escapar del caserío.
El hermano mayor, al que menos conocemos, al que la tradición
asigna como el heredero del caserío.
Pero Gaizka quiere algo más, quiere viajar. Los pocos gestos que
conocemos de él sabemos que ama a su familia, pero la vida es algo más.
Su partida, supone para su padre una grandísima decepción que
evidentemente no exterioriza. Será casi un desterrado de su familia, hasta que
la tragedia les asole.
Vuelve al final de la película para ayudar a buscar a la amama
perdida, y era lógico que fuese él quien la encuentra, porque supone cerrar el
círculo. El heredero desterrado es quien grita la muerte del pasado en medio
del bosque familiar.
Gaizka es quien inicia la rebelión contra lo establecido, si su
manera es la más apropiada es opinión de cada espectador. Aunque dudo mucho que
con esas pesadillas tuviese otra salida, la cuerda que ata y ahoga necesita ser
cortada.
XABI/
ARBOL BLANCO: Vivir en la periferia queriendo ser
aceptado.
El hermano pequeño, el que aporta humor a la familia y a la
historia, el que quiere ser aceptado en el núcleo del caserío pero muy
especialmente por su padre, e ironías de la vida el único de los hermanos que
quiere vivir siendo baserritarra, y
al único al que no toman en serio.
Xabi es al único actor al que se le permite dentro de la película
ser más expresivo, él es el menos contenido y probablemente el más emocional de
todos.
Y él será el que exija a su padre que arregle lo roto cuando Amaia
y Tomás ya no se hablan.
Xabi es el corazón de la historia y de la película.
Amama es un poema, lleno de metáforas y colores a la vida en el
caserío y a la familia. A los afectos, a la incomunicación, al dolor de la
perdida y a los antepasados que nos trajeron hasta aquí.
Amama es un poema visual y una maravillosa obra arte.
Mejor no se puede comentar Precioso comentario y linda pelicula A veces te entran ganas de vivir alli Paisaje maravilloso Fotografia estupenda Naturaleza Vida y otras veces te da ganas de escapar de echar a correr Llueve Es invierno Frio Gris Tristeza La vida misma con sus contradicciones Tradiciones soledad vs Libertad Modernismo y ... soledad ... Una pelicula que cala hondo
ResponderEliminarEfectivamente es una película que cala hondo, y el arte que crea Amaia es fruto del caserío, de su amama, de su familia... de todas sus raíces. Su arte es poderosísimo. Y la foto de media cara con la suya y la de su abuela es brutal!
EliminarMejor no se puede comentar Precioso comentario y linda pelicula A veces te entran ganas de vivir alli Paisaje maravilloso Fotografia estupenda Naturaleza Vida y otras veces te da ganas de escapar de echar a correr Llueve Es invierno Frio Gris Tristeza La vida misma con sus contradicciones Tradiciones soledad vs Libertad Modernismo y ... soledad ... Una pelicula que cala hondo
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