viernes, 16 de octubre de 2015

Teatro: Edipo Rey ( de Alfredo Sanzol) _____________Desnudar el teatro para que brille el texto.


Y por fin llego la semana de ese experimento teatral llamado Teatro de ciudad. La propuesta que nos traen tres de los directores más en forma de la escena actual. Tres clásicos en manos de tres hombres para hablarnos de la actualidad.
Mi expectación es máxima, las expectativas muy altas, pero estoy convencida que la experiencia será muy enriquecedora.
Anoche tocaba la obra de Alfredo Sanzol:

 
Edipo Rey. El rey que cumplio la profecía del oráculo. Mato a su padre para poder casarse con su madre, y ser rey.

1ª parte de TEATRO DE CIUDAD:  Edipo Rey de Sófocles.

Lo mejor de la obra: El texto de Sófocles, poderoso y dramático. El pulso de Sanzol de no complicar ni la puesta en escena ni el movimiento de los actores. Menos es más, sobretodo cuando uno tiene una historia como la que se cuenta aquí.
El momento de la obra: La conversación entre Edipo y su tío/cuñado Creonte. El segundo jurándole al primero que es inocente, y haciendo un alegato sombre el poder y el reinar tremendamente actual.
La frase de la obra: " Has llegado a puerto, pero todavía no sabes donde has atracado".

Nunca es sencillo llevar un texto clásico a escena, y menos cuando el texto es tan dramático como el de Edipo Rey. Por eso es tan valiente lo que el director hace en esta versión, apostar por el texto, por contar la historia de la manera más directa posible, para que el espectador no se pierda por el camino y llegue con el protagonista hasta el final.
No hay artificios, ni grandes alardes, solo cinco actores sobre las tablas dando vida a lo que Sófocles escribió hace tantos años. Solo un análisis de lo que es reinar, de lo que supone el poder, de lo que hacen con él los que lo tienen.
Edipo es un rey justo, probablemente querido en su Tebas de adopción. Un hombre que jurará traer justicia para Layo, asesinado en un cruce de caminos y a partir de ese momento se verá envuelto en una espiral de tragedia inigualable.
En esta versión, el director busca el mayor impacto en el espectador, hacerle cómplice de la tragedia, que acompañe de la mano a Edipo, nunca contra él, y siempre busca su atención. Que bueno cuando quienes dirigen entienden que el público es uno más y no alguien a quien ignorar o epatar. Alfredo Sanzol lo consigue.

Lástima que el reparto de actores no acompañe. Me resulta complicado hacer una crítica de personas que hacen su trabajo con interés y dedicación, gente que probablemente no solo sean actores sino que tengan que trabajar en otras cosas además de la interpretación porque este es un oficio complicado. Pero creo que si soy franca con todos los aspectos de una obra, también debo serlo con esta.
Actores desconocidos se ponen al frente de esta historia, y me temo que sin mucho acierto. El único al que no sentí recitar, sino interpretar fue a Paco Déniz en su papel de Creonte, quien además es el que menos texto tiene. El tío/cuñado de Edipo es la voz práctica de la historia, un gobernante al que le gusta el poder pero no ignara del todo a la gente. No tiene el poder del rey ni lo quiere, y en esa explicación es cuando el actor Déniz da el mejor momento interpretativo de la obra. El resto, fueron un desatino total. Y es que Juan Antonio Lumbreras como Edipo no tienen el carisma suficiente para aportarle toda la profundidad que el personaje requiere y en todo momento parece estar en guerra y enfadado al interpretar. Una mayor muestra de estados de animo hubiese sido estupenda. Las tres chicas tampoco consiguieron conmoverme.
Esto ultimo lastra una obra que en mano de otros actores hubiese sido fabulosa.

Pero me quedo con lo visto, el ejercicio de traer a Edipo a la actualidad, de hacerlo de manera directa y amena en apenas 85 minutos, y de hablar de gobernantes que descubren el terrible acto que cometieron en el pasado y que piden su destierro por ello.
Algunos actuales deberían aprender de esto, y buscar destierro como sinónimo de dimisión.

2 comentarios:

  1. Estoy de acuerdo en todo. Me ha sorprendido favorablemente Siempre se aprende La profecia de un Rey que dio su nombre a un complejo Edipo. Tibios aplausos y emocion templada

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  2. Estoy de acuerdo en todo. Me ha sorprendido favorablemente Siempre se aprende La profecia de un Rey que dio su nombre a un complejo Edipo. Tibios aplausos y emocion templada

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