miércoles, 26 de agosto de 2015

Lo que está por venir en este otoño teatral y una carta de amor.


Ya solo queda una semana para septiembre y yo sigo con mi repaso veraniego a lo que nos espera a la vuelta del verano.
Hoy voy a por todas, hoy voy con el teatro.

El teatro es probablemente la gran pasión de mi vida, podrá sonar intenso o incluso exagerado... pero es la verdad. Las pasiones no se eligen, ni se pueden cambiar por mucho que luches contra ellas.
Es algo irracional, que no se puede explicar y por eso no puedo explicar lo que siento cuando entro en un teatro, no encuentro las palabras. Solo la pasión absoluta por algo que se hace sobre unas tablas.
Es el compendio del olor, las luces, el escenario, entrar sin saber si el telón estará echado o abierto, con la expectativas de lo que está por ocurrir, de las luces apagándose...todo eso, no tiene comparación para mí.
Hay algo vivo, inabarcable, emocional y efímero en él. Lo que ocurre una noche en un teatro, no vuelve nunca a darse, ha ocurrido y no ocurrirá de nuevo jamás y eso lo convierte en extraordinario.

Mi amor por el teatro ha ido creciendo poco a poco, no fue amor a primera vista. Fueron trabajos que fui viendo poco a poco, fue estar entre bambalinas en mis años de universidad hasta que llegó esa edad en la que los gustos se definen y ya no hubo marcha atrás. Estaba enamorada perdidamente. Estoy convencida que este sentimiento me acompañará de por vida, y hay algo fantástico en ello, algo que me une a este arte para siempre.

Es curioso, mientras que al ir al cine me gusta hacerlo acompañada y a la salida puedo hablar con cualquiera de lo que me ha parecido la película, al teatro me gusta ir acompañada por ciertas personas muy concretas ( aquí pondría a mi amiga Ana y un par de personas más), o hacerlo sola. Hay una energía, unas emociones que se me mueven dentro, que es difícil de canalizar después, por eso necesito un tiempo para asimilar, procesa y re imaginar lo que he visto.

Esta es mi pequeña carta de amor a un medio que por mucha crisis o IVA al 21% que este viviendo, perdurará. Porque este sentimiento que me une al teatro no es solo mío, es el de muchas más personas que lo sienten, y entre todos, haremos que sobreviva.

Evidentemente no todas las obras son igual de intensas, ni te llegan de la misma manera... algunas ni llegan.

por eso tengo una serie de teatreros que casi nunca me fallan. Ellos son los máximos responsables ( hay otros, pero estos son los más) de que el corazón se me acelere cuando se trata del teatro:


Miguel del Arco: mi dios. El director máximo.Su elegancia, su inteligencia, sus puestas en escena, su sensibilidad, me parece que con él encontré todo lo que buscaba en un contador de historias. Eso sí, puso a prueba mi fe con Veraneantes... Todavía me veo a la salida de la obra mirando con los ojos como platos porque a la gente les había encantado y yo la había aborrecido. Pero de excepciones están hechas las reglas, y Del Arco es mi regla suprema.

Andrés Lima es mi motivador. Son muchos años, mucho tiempo viendo su trabajo, analizándolo, estudiándolo. Sus obras, con o sin Animalario, son siempre un desafío, casi nadie me lleva donde me lleva él. Por eso es el director que consigue sacarme de mi zona de confort y llevarme a mundos que yo no me atrevía ni a imaginar.

Blanca Portillo es mi actriz. La Portillo. Su inmenso talento, su pasión por lo que hace, su constante búsqueda de los limites, su esfuerzo por sobrepasarlos. Nadie, actualmente, está a su altura, y puede con todos los personajes y con todos los registros. Es una sin fronteras.

Roberto Álamo es mi actor. Roberto es la fuerza de la naturaleza por excelencia, el talento en estado puro, ese que no se puede envasar. Demuestra que la imaginación y el trabajo duro sumados a los años que pasa en el medio, le han elevado al actor total.

Sergio Peris Mencheta es mi conexión sin cables ni interruptor. No ha habido ninguna de las obras que ha dirigido con la que no haya volado. Si otros son el desafío, con el teatro de Peris Mencheta entro en un lugar conocido que me hace crecer, que está lleno de vida, de fuerza y talento en el que me siento no solo cómoda, sino dispuesta a dejarme llevar. Estoy enamorada de su trabajo.

Marcos Ordoñez es mi profesor. Conocer y empezar a leer a este crítico del periódico El País, fue encontrar al canalizador de todas las dudas que tenía en la cabeza y que no podía compartir. Sus artículos, sus opiniones, sus gustos... todo lo estudio y lo sigo al milímetro, y me hace entender el teatro con mayor profundidad y análisis. Haber encontrado su trabajo ha sido revelador, y estoy infinitamente agradecida por todo lo que me ha aportado.

Teatro Arriaga es mi teatro. El condensador de todos mis sueños en un edificio junto a la ría de Bilbao.

La Comédie Francaise el teatro que me enseña, en el que voy conociendo los clásicos en la lengua de Moliere, y el lugar en el que aprendo a saltar las barreras hacia el teatro hecho fuera de mis lugares habituales.

Y para mantener la intensidad de este sentimiento no puedo más que esperar con impaciencia lo que está por venir este otoño.... este es un muy pequeñito adelanto:

1) La Clausura del amor de Pascal Rambert.


Dos actores que son pareja en la vida real, Bárbara Lenni ( mi Bárbara) e Israel Elejalde (el gran Israel), dirigidos por un director francés cuyo objetivo es llevar esta misma obra por diferentes países y diferentes idiomas, siempre interpretada por parejas de actores que también lo sean en la vida real, para hacer un análisis del final del amor.
Precedidas por unas críticas excelentes cosechadas en el Grec 2015 de Barcelona, promete ser la obra de este otoño.

Tengo tantas ganas de verla, tantas, tantas, tantas.....

2) Escenas de una vida conyugal de Norma Aleandro.


Una de las más grandes de la escena argentina se pone el traje de directora para traernos esta propuesta que ya dirigió en cine Ingmar Bergman. La historia de una pareja antes y después del divorcio interpretada por Erica Rivas, a la que acabamos de ver en la película Relatos Salvajes, y por mi querido Ricardo Darín. Duelo de altura, directora de altura, y un trocito del teatro porteño entre nosotros. Suerte que recalen entre nosotros, aunque sea unos pocos días.

3)  Teatro de la ciudad. Medea, Edipo Rey, Antígona. Tres obras, tres clásicos, tres visitas.
 


Ya estrenadas en el festival de Mérida, tres visititas a tres clásicos para recordarnos de donde viene el teatro y comprobar que ciertas historias son atemporales. Suerte que hagan gira por nuestras ciudades y podamos ver el experimento de estos tres directores ( dos de ellos son lo más de lo más para mí) con actores como Carmen Machi o Aitana Sánchez Gijón, entre otros. Teatro hecho con ganas, pasión y rebeldía para el público.

4) El príncipe de Maquiavelo de Juan Carlos Rubio.


Reconozco que no haber sido una gran fan de Fernando Cayo en el pasado, pero entonces llego esa maravilla llamada De ratones y hombres  que dirigió Miguel del Arco, y comprobé que este señor es un extraordinario actor. Tenía enfrente a Alámo, que se come vivo a cualquier compañero, pero Fernando no solo aguantó el tipo, además estaba a la altura.
Desde entonces sigo su trabajo, sigo su carrera, y si encima viene con una obra que cogiendo textos de Maquiavelo hace un análisis de la situación política actual, es una fecha marcada en rojo en  mi calendario.

5) La última cinta de Krapp de Peter Stein.


El 9 de Octubre se inaugura el festival de teatro internacional de Vitoria, y lo hace con esta obra. Ya he comentado en otras ocasiones lo afortunada que me siento de que a pesar de vivir en una ciudad pequeña, tengamos teatro de calidad y arriesgado. Esta obra es uno de esos ejemplos. Que los programadores decidan abrir esta edición con un trabajo tan alternativo, venido desde Alemania, es un acto de intenciones por su parte. Traerán cosas más comerciales, pero dejarán espacio a grandes directores europeos que trabajen historias más originales y fuera de los cánones.
Una obra que se estrena en Vitoria y que no se ha visto antes en ningún teatro español.
Grande que la  programen , ganas de verla y a la espera de comprar la entrada.

Estas y muchas obras más son lo que esta por venir. Cosas más dramáticas, otras más intensas, más cómicas, menos logradas.... Pero siempre el teatro. Mucho teatro.

ARRIBA EL TELÓN.










 




1 comentario:

  1. Se sube el telòn y llego el otoño tan esperado Por lo que comentas esta por venir una programacion estupenda Gracias

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