jueves, 28 de julio de 2016

Teatro: ¿Qué es El Interprete XXL? Claves de un espectáculo diferente.


Cuando quedan menos de veinticuatro horas  para  que  el telón del  Teatro Principal de Vitoria  se  abra para acoger a Asier Etxeandia, más  que  explicar de  qué  trata EL INTERPRETE XXL me  gustaría hablar de lo que  busca y lo  que celebra.
Así que sigo con….
LA SEMANA DE ASIER  
El Interprete  es una historia  biográfica contada con canciones. Es  la historia de  un actor que decide confiar en el  público que  va  a verle para abrir los recuerdos de  su infancia con todas  las  luces  y  sobras.
Lo  que resulta asombroso es  ¿Cómo una obra tan personal, contada desde una perspectiva tan subjetiva consigue llegar a tantas personas?
Porque es honesta, porque lo que cuenta son las vivencias  reales  de un chico que  sentía que no encajaba, que era diferente.  Y creo que eso es algo que todos comprendemos, porque  la mayoría de nosotros en  algún momento, en alguna etapa o durante toda nuestra vida, hemos sentido que no encajábamos, que  éramos  unos bichos raros,  que el mundo era un lugar extraño.

Tres veces a día de hoy (con este fin de semana ya serán cinco) he tenido la oportunidad de  disfrutar de este  espectáculo,  y las tres veces he  reído, llorado y bailado con todas mis ganas. Las  tres  veces he sentido que la Mélody que  entraba en el teatro  y  la  que  salía  eran  diferentes, porque  en  los  tres  casos  consiguió  mover  dentro de mi  cosas diferentes.
La primera vez fue en el Teatro Arriaga de Bilbao, a principios  del  año 2014.   En aquella época no es que me  entusiasmase  demasiado la idea de  ver un musical,  además un par de semanas antes  acababa de  leer a un crítico  al que veneraba (nótese el tiempo pasado del verbo )  decir que  este tipo de  espectáculos eran  de un egocentrismo sonrojante.
Pero que Asier actuase en el teatro bilbaíno  era  lo  suficientemente importante  para superar mis dudas y decidiese coger la autopista para acudir a la capital Vizcaína.
Video de Diandra Barón Alloza

Una vez  sentada en  los  palcos  no sentía más que  una ligera expectativa ante lo que  estaba  por pasar,  las luces se apagaron, salió una figura entre la oscuridad y se encendió una cerilla frente a un micrófono.  Y Asier dijo esa frase “yo fui un niño raro, que creció siendo hijo único en Euskadi”   y  mis  sentidos despertaron. Me dije que  aquello  me sonaba  de  algo....
Y empezó  a  cantar,  al principio no reconocía las canciones y  el espectáculo  me  estaba dejando descolocada, no era lo que yo esperaba,  además  como dos semanas antes había leído a ese crítico infalible y super-inteligente me decía a mí misma que esa obra  no podía  gustarme.
Pasaban los minutos y me fui relajando,  me fui dejando embaucar y poco a poco me levanté del asiento para bailar y cantar.
Y entonces  Asier pidió silencio, sacó una txalaparta al escenario y empezó a cantar el Ikusi  mendizaleak de Oskorri y el teatro se vino abajo. Creo que fue la primera vez en mi vida, en el que todo el público (y mucho más el del Arriaga)  tuvo esa sensación de comunión con una obra, algo mágico había ocurrido entre el patio de butacas y el escenario….había surgido la magia.
Video de Idoia MP.

Una vez terminada la obra, de vuelta a casa en el coche, no podía dejar de hablar de El Interprete, tanto del que lleva el nombre de la obra como del que la interpreta.
Puede que  en aquel momento no fuera consciente, pero yo que toda la vida he negado que  existiera y  que esas cosas no ocurrían, mucho menos a mí, acababa de tener un flechazo.  Así sin avisar y de lleno.
Empecé a hablar de Asier y de El Intérprete  muy  a menudo  y  a escuchar las canciones de la obra todos los días.
Unos meses después Etxeandia recalaba en  el Teatro Principal de Vitoria y de nuevo movilicé  mis recursos  para poder ir a verle.
Otra vez sentada en el primer piso de palcos, esta vez  mucho más nerviosa y emocionada,   me  reencontraba con  un Asier al que ya quería y una obra conocida.
Hay algo muy interesante de volver  un espectáculo que ya has visto y que te ha gustado,  es  el poder apreciar cosas y detalles que  la primera vez pasaste por alto. 
Ya  sea  en  teatro, en cine  o  con la series,  cualquier historia adquiere mayor dimensión y se  vuelve  más  interesante  cuando  la puedes ver dos veces.
Esta segunda vez lloré mucho más, con más ganas.  El momento en el que Asier le canta a su madre  o  cuando interpreta a Tom Jones, fue  como pelar una cebolla,  imposible aguantar las lágrimas.
Los espectadores teatrales de Vitoria son un poco especiales,  muy fieles  en lo que se refiere a la asistencia, pero un tanto fríos en cuanto a expresar sus emociones (debe  ser algo identitário, si te gusta bien y sino también)  y  yo no podía  más que ponerme nerviosa porque  estaba  sintiendo  que  como público  nos  estaba costando  entrar, que  la gente estaba fría y no se  estaba emocionando.
Pero Asier, con  su  música  y  su talento consiguió  levanta  no  solo el ánimo,  sino también  a los espectadores de  sus butacas.  De nuevo fue un final  bailado,  con el intérprete por encima de las butacas y con la alegría como despedida.
Fue  raro  que al salir lloviese,  pero  creo  que  en el fondo era una buena metáfora de  lo que  estaba sintiendo., una  gran  tristeza  porque hubiese terminado.
Aquel día pensé que era la última vez que podría  volver a disfrutarlo. El teatro tiene esa parte maravillosa de ser algo único e instantáneo y te niega el apego hacia las obras, porque están hechas para perdurar solo en la memoria y en las emociones.

Video de Diandra Barón Alloza.

De nuevo los  meses fueron pasando,  y cuando llegan las navidades del 2014-2015  me entero que en el teatro de Baracaldo todavía quedan entradas para verle.
De nuevo cojo la autopista para acercarme  a  Bilbao, esta vez acompañada de unos nervios especiales, los que te producen las ganas de  que la obra guste, se entienda y se disfrute por personas importantes para mí.
Fue como presentar un novio a las amigas,  todo risitas y miradas de reojo a sus caras para ver si el show estaba gustando….una vez que me gire y vi lágrimas en los ojos de una de ellas, supe que el examen había sido de diez.
Estaba vez, cuando más de dos horas y media después la obra terminó, no hubo ni el flechazo de la primera vez ni la tristeza de la segunda. Era un profundo agradecimiento.
Agradecimiento por haber podido ver y sentir algo especial, era por el mensaje que deja El Interprete de defender y aceptar lo que uno es por muy raro que parezca y por haber podido recuperar una esperanza en sentimientos que pensé que nunca se volverían a dar.
Video de mi Betxu.


Tengo ciertos momentos grabados en mi corazón como recuerdos por los cuales mi vida ha merecido la pena, momentos que sentí que no quería estar en ningún otro lugar ni con nadie que no fuese las personas con las que estaba más, momentos que pensé que todo era perfecto.
Las tres veces que vi EL INTERPRETE forman parte de esos momentos, y por eso siempre le estaré agradecida a Asier y a su espectáculo….
Y porque ahora cuando le oigo cantar la canción de Tom Jones ya no se me rompe algo dentro, ahora lo veo desde otro lugar.
El teatro, cuando me llega dentro, tiene ese poder para mí.
Por eso agradezco a Asier, a Factoría Madre Constriktor por producirla, a las personas que vieron conmigo a verla las tres veces y me acompañaron a la salida cuando tenía las emociones a flor de piel, agradezco a las personas que me van a acompañar este fin de semana, agradezco que me enseñase a guiarme por mi criterio y mis emociones en vez de por los de un crítico y agradezco haber podido ser una amiga invisible para EL INTERPRETE.
EN ESTE TEATRO ESTA PERMITIDO BAILAR.....
Video de Joaquin Herráez.

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