viernes, 17 de abril de 2015

Teatro: Las heridas del viento ( de Juan Carlos Rubio)___________ Una carta de amor a un personaje inolvidable.





 
Hay ocasiones (contadas ocasiones) en el que entras en el teatro y ocurre una explosión.

 


Unas veces en las que al salir (en este caso he tenido el placer de liar a mi madre para que viniese conmigo y al salir no podíamos para de comentar, de hablar, de opinar. Idoia siento que no pudiese venir, te perdiste una de las grandes obras de la temporada) sabes que has presenciado un  milagro. O lo más cercano a él.

Una obra, un texto, algún elemento te atrapa, te emociona y ya no te suelta. Eso es lo que me ha ocurrido con esta obra. Tenía ganas de verla, pero no me imaginaba lo que me iba a encontrar. Las heridas del viento es la historia de tres personajes. Dos en escena, uno muerto. Este último marca a través de unas cartas la vida de los otros dos. Para siempre.

Es la conversación del hijo con el “amante”. Sí, el amante. En masculino. Porque Kiti Mánver interpreta a un hombre. Y ves a un hombre, no a una mujer haciendo de hombre.

Su entrada en escena vestida de mujer es un juego para el espectador. Rubia, maquillada, escotada. Todo lo que el hijo cree que será la amante de su padre. Pero las cartas de amor que ha encontrado entre las cosas heredadas están firmadas por un hombre. JUAN.

Y ahí empieza la transformación de la Mánver. Se quita la peluca, se quita las pestañas postizas, se quita el pecho y llega Juan. “El amante "o no, según se mire. O según interpretes el final de la obra.

De lo que hubo en el pasado, de lo que fue real y lo que no. Y de las diferentes preguntas que nunca podrán ser contestadas porque el tercer ser de la obra, el amado, ya no está. Está muerto y solo es un fantasma que no da respuestas.

La obra habla de la soledad, de arriesgarse, de dejarse llevar hasta el final por los sentimientos pasionales, avivados por unas cartas enviadas durante 40 años que resultan ser solo hojas en blanco.

Pero esto es lo único que le hace falta al personaje de Juan para atar su vida a un hombre. Y ello le arrastra a una soledad de por vida. El cruce con el hijo, le hará replantearse todo de nuevo, revivir una historia que le atormenta desde siempre.

El hijo deberá enfrentarse a una imagen de su padre que desconocía, y a toda la influencia que tiene todavía en él. Y aquí se da una de las grandes frases de la obra “David, levanta y enfréntate al Goliat muerto que es tu padre”.

Porque aquí radica una de las grades bazas de la obra. Su texto. Esos diálogos maravillosos y llenos de ingenio, belleza y verdad que Kity Mánver borda al interpretarlos.

Suelo ser muy pasional y utilizo muchos adjetivos superlativos cuando algo me gusta mucho.
 

Pero el post de hoy no es para poner por las nubes esta obra y a esta actriz (podría decir de ella que siempre he pensado que era buena, pero que al salir del teatro ha pasado a estar en mi categoría de extraordinarias).

No. Este post es una carta de amor. Esa que Juan no recibió aunque él crea que sí. Es una carta de amor al personaje de Juan, a ese hombre viejo y solitario pero lleno de sabiduría. A ese hombre apasionado capaz de amar a un hombre con el que nunca tuvo nada. Al que termina la obra, amando un poco al hijo de este. Al hombre que enfrenta al hijo con la idealización de su padre.

También es una carta de amor a Juan Carlos Rubio, al que no tenía el placer de conocer y del que me llevo su texto grabado. Es una carta de respeto hacia una escritura de guión arriesgada y valiente.
 

Y por último y sobretodo, una carta de amor a La Mánver, porque ya no es Kity Mánver,no. Ya es La Mánver, con mayúsculas. Una de las grandes. De las extraordinarias.

Querida Mánver, ver tu transformación en Juan ha sido un flechazo para mí. He hecho el viaje contigo como espectadora,  te he acompañado en tu descubrimiento. Y ha sido un verdadero honor. Estás maravillosa en esta obra. Simple y llanamente.
 Nos veremos en otros teatros. Lo sé. Porque estaré allí para verte.

2 comentarios:

  1. Se acerta tanto al pùblico que el escenario se hace nuestro. BRAVO. La elecciòn de la mùsica Italiana tambièn es un acierto BRAVISIMO

    ResponderEliminar
  2. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

    ResponderEliminar