Teatro: Le Souper (de Daniel Benoin):___Teatro histórico para hacer una radiografía de la política actual.

No podía ser de otra manera, mi primer post tenía que hablar sobre teatro. Y además coincide con una obra en la que trabaja Niels Arestrup. Las niñas tienen a los One Direction, yo a Niels. Fan absoluta total. Pero este tema, el de mi absoluto amor por Arestrup será para otro post. Hoy mejor hablo de la obra.

 Le Souper está situada en el Paris post Napoleónico, entre dos políticos decidiendo el futuro del país. A medida que la obra va pasando me doy cuenta de que podría estar hablándose en la actualidad. Dos hombres con dos creencias diferentes (¿o son intereses?) de cómo debería ser gobernada Francia.

Uno (Patrick Chesnais) es republicano, el otro (Arestrup) quiere que vuelva la monarquía, concretamente los Borbones.

Un pulso entre dos personas y una noche para negociar. Uno es una especie de Pablo Iglesias (upssss…ya me estoy metiendo en camisa de once varas, no quería hablar de política en el blog, pero es que en este caso es inevitable) el otro como un miembro del PP que cree en la monarquía, más por lo que representa que por la persona ostenta el cargo.

La obra es un pulso, entre dos hombres, pero como espectadora veo que no es solo eso. Que en el fondo son dos personas decidiendo, por sus propios intereses el futuro del resto de sus conciudadanos. Me suena de algo.

Y eso es algo que consigue la obra. Que allí sentados nos sintamos como títeres de las maquinaciones de otras personas. Algo que fuera del teatro también pasa. Por lo menos a mí.

El guión es fantástico, lleno de sobreentendidos, momentos de tensión y dos personajes muy interesantes en el que ninguno es el bueno y el otro el malo. Entiendes (y eso te acaba enfadando) las dos posturas, y los dos acaban en el mismo punto. Prima el interés personal frente al común.

El único pero que le puedo poner es que yo hubiese hecho al personaje de Patrick Chesnais más joven, eso hubiese hecho un mayor contraste entre los dos personajes, más diferencia de carácter. Pero claro, eso es mi opinión frente a la de un magnifico escritor como es Jean-Claude Brisville, que empezó a escribir teatro a los 60 años y es un autor magnífico.

Y por último, ay por último…los actores. Subir a un escenario a dos grandes actores es siempre un gran paso, si esos actores parecen disfrutar, una garantía.

Patrick Chesnais está estupendo, Niels Arestrup simplemente extraordinario. (Y no lo digo solo yo, a la salida del teatro había bastante unanimidad que está en su mejor momento y que en esta obra está especialmente brillante).

Una obra que propone a través de la historia temas actuales, una obra más que interesante.

Ha sido un gustazo verla.